1/22/2009

-Libertad liberada-

Terrible suerte la del hombre que ha perdido su libertad,
porque ni siquiera es dueño de sus propias pesadillas.
Sus manos se hicieron invisibles,
sus gemidos se perdieron en voces de otros,
sus suspiros se alejaron con su espíritu.

Terrible suerte la del hombre que ha perdido su libertad,
porque ni siquiera puede atravesar caminos.
sus pies se alejaron, dejando pasos sin huellas,
dejando tristezas sin llantos,
y alegría sin gestos.

“… Terrible suerte, su libertad se ha liberado de él…”

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