4/29/2012

Desierto


La sequía gobierna su cuerpo.
Las lágrimas ya no le pertenecen.
Las sensaciones se fugaron de él, dejándolo completamente lleno de vacío.
Se rindió.
¿A tiempo?
Así lo cree él.
Las revanchas pasan una vez más sin dejar rastros.
Los rostros que lo acompañaron se archivan en fotografías.
Las palabras se reunieron en papeles que antes conmovían, pero hoy sólo estorban
Llamar al silencio. Que sea él quien comande la mente.
Para él es “una más”. O por lo menos, su sequía lo gobierna.

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