No sé por qué seguís
acá,
si sólo servis para torturar.
¿Por qué me seguís
apretando el pecho?
Cada día imagino
que te fuiste,
y, a la media
vuelta, te veo otra vez.
Te aferraste a mi…a
nosotros.
¿Por qué no te
vas?
Ándate tristeza,
dejanos en paz.
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